lunes, 30 de marzo de 2009

Despedidas...




Las despedidas siempre cuestan, uno se despide de aquello que formò parte por algùn tiempo de su vida e irremediablemente esto envuelve a los afectos y así, una relación, un contrato de trabajo, una viaje, un cambio, una transformación, una elección, hacen que tengamos que abrazarnos por un instante al dolor de saber que aquello conocido que pudo gustarnos o no, ya no va a volver, en realidad cada dìa es un duelo a lo irrepetible, pero cuando nos acostumbramos a determinada rutina, corrernos, para emprender nuevos pasos hace que en un parpadear, casi sin darnos cuenta, internamente deseemos quedarnos donde estamos aunque sepamos que quedarnos signifique morir todos los dìas un poco o lo que es peor, matar nuestros propios sueños. Entonces respiramos hondo, tomamos impulso y decidimos afrontar lo nuevo y cuando eso nuevo no es tan perfecto como lo que anhelamos inmediatamente nuestra mente nos lleva al pasado y nos engañamos diciendo que lo pasado fue mejor, tenemos la capacidad idílica de recordar lo bueno con tanta añoranza que dejamos que aquello no tan bueno caiga en el olvido y esto es muy útil para no volvernos resentidos con la vida pero bastante noscivo cuando nos aleja de la realidad.


A veces la vida se encarga de que varias despedidas, varios finales, varias etapas cumplidas se acoplen en un mismo período de tiempo y parece que el mundo se sacude y todo aquello que fuimos hasta hoy sólo es el punto de partida en el larguísimo viaje hasta llegar a ser quienes realmente debemos ser, ya sea por designo del destino, por mandato divino o por nuestra propia realización personal.


Despedirse es poder plantarse a mitad de camino con la vista hacia adelante y el corazón lleno de momentos, de historias, de experiencia, de recuerdos que nos ayudan a ser quienes somos y aún así tener la fuerzas suficientes para no mirar atràs, para no retroceder.


Cada final trae consigo un punto de partida y como en todo nacimiento existe un parto con dolor, la vida es eso, un contínuo suceder de comienzos y finales y en el mientras tanto uno crece, aprende, conoce, experimenta... en definitiva vive.


En este punto personal de mi vida donde cambio de empleo, donde termino mi carrera y se escapan algunas estrellas de mi cielo coincide una frase de un hasta luego, que nunca llega a ser adiós, porque las puertas literales o del alma quedan abiertas por si acaso algùn dìa se me ocurre regresar. Sin embargo si eso sucediera, aquella no sería quien soy y entonces....no podrìa regresar..., podrìa cambiar gramaticalmente a un "hasta siempre" pero sería muy hípócrita de mi parte porque realmente necesito que determinadas estapas esten cumplidas y entonces elijo el adiós, con el abrazo sentido, con làgrimas de emoción, con palabras de buenos deseos, elijo el punto final a tantos puntos suspensivos de una historia que nunca termina aunque algunas veces cambien los nombres de sus protagonistas. Si sucede que en otro momento coincide que deba transitar el mismo camino que hoy, seguramente buscarè la manera de que mi experiencia previa me ayude a sostenerme, mientras tanto me animo a una nueva etapa, a un nuevo comienzo, a un nuevo beso y quizàs por que no... a un nuevo adiós.

2 comentarios:

  1. Señora con mirada de niña, corazon de seda y mente admirable....en tus palabras encuentro el reflejo de mi pensar y la oportunidad de dar esos pasos donde mis piernas se vuelven pesadas y mi cabeza pierde toda claridad.
    La disfruto y agradezco a la vida de haberla encontrado.
    Beso y abrazo.

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  2. Gracias río, que no haya despedidas entre los dos.

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