sábado, 20 de junio de 2009
Mi pecado
viernes, 6 de febrero del 2009 a las 13:58
Fui feliz el dìa de mi primer beso a los 13 y supe que era amor,
cada vez que abracè, cada noche o cada sol que compartí cuando
mi mundo era de a dos y despuès de a tres.
Cuando vi la primera ecografìa, cuando dije "Se llama Valentín" en sala de parto,
Siempre que escuchè un te amo de la persona que amè.
El dìa que Dani me besó en la frente a la entrada de la facultad y me dijo "tenes un mundo que conquistar".
Mientras caminè debajo de la lluvia, en las charlas hasta la madrugada que me hicieron pensar y crecer, con cada uno de mis amigos/as.
Fui feliz mirando el río de la mano de Ale, mientras juraba que sacaba fotos mentales para no olvidar el momento.
Una noche porteña de un agosto helado en una plaza con chupetin de cerezas con la misma persona que cocinó para mì otra noche con velas.
El día que conocí a Maru, a Tony a Ale y pude hacer realidad el abrazo y bailar tango con Josè en plena avenida.
Cada vez que los peques me regalaron sus brazos y se juntaron para arreglar mi casa, invadirme con guitarras o defenderme.
Mientras pinté murales en paredes sin vida y las obliguè a renacer.
Fui feliz cada vez que Alejo me llamò desde Montevideo, Mar y Chema de España, Taty de Perú, Miky de Mexico, Anttuan de Holanda y entonces supe que podìa conocer el mundo sin salir de casa y aùn saliendo tenìa otras esperàndome.
Fui feliz saliendo con Sonia y matàndonos de risa como dos adolescentes, cada vez que mis hermanos se rién a dúo, cuando mi hijo me mira al despertarse, cuando Maite dijo "Palo" imitàndome y Felipe me obligó a agacharme para decirme al oído "te quiero mucho".
Fui feliz cuando conseguí empleo, cuando alguien me llamò sòlo porque sí, en una fiesta de cumpleaños sorpresa, cuando todas mis locas dijeron sì y juguè a volver a enamorarme, mientras viajé en una mochila gris.
Fui feliz por segundos, por instantes, dìas enteros y hasta meses, sentì que podía besar a la luna de un salto, que las mariposas del estómago me alzaban en vuelo y una tropilla de caballos galopaba en mi pecho y el mundo era mìo, el universo entero me pertenecìa, y fui reina absoluta, princesa de cuento, cantante en la calle con un sala entera de jardìn de infantes retumbando en coros, poeta, artista, profeta, humorista, instantes màgicos que guardo en un rincón del alma, una interminable lista que no se acaba hasta el día en que muera.
Borges dijo un dìa Que el peor de sus pecados fue no haber sido feliz,
Pues el peor de los mìos es haber sido feliz y no darme el permiso para recordarlo.
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La vida se compone de momentos de felicidad y de momentos de tristeza. Creo que eso le da valor a la vida, incluso la muerte nos ayuda a valorar los momentos felices, la vida misma.
ResponderEliminarLo único que nos queda con el tiempo es el recuerdo de todo lo vivido.
Se podrá recordar un sentimiento, o será que el sentimiento permanece desmayado en el fondo de las almas? Lo reviven cada tanto los demás sentimientos. Será así que si estamos tristes, esa tristeza despierta a la alegría para recordarle lo que alguna vez fue. Y cuando las lágrimas reposan en aquel olvido a medias, y de pronto una caricia nos convierte en sonrisa, sabrán contarle que allí estarán un tiempo prudencial hasta que tengamos la fuerza suficiente para volver a enfrentarnos a los días por venir.
ResponderEliminarGracias a los dos.
ResponderEliminarCada uno a su manera hace que valga la pena intentarlo.